Envasado al vacío
El envasado al vacío es una técnica ampliamente utilizada para preservar la frescura del jamón, tanto en su versión cortada como en el caso del jamón ibérico.
Consiste en extraer todo el aire del envase, creando así un entorno libre de oxígeno que prolonga la vida útil del producto y mantiene sus propiedades organolépticas intactas.
Este proceso es particularmente importante en el caso del jamón ibérico, ya que se lleva a cabo después del proceso de curación y antes de la comercialización. De esta manera, se garantiza la óptima conservación del jamón, evitando la oxidación y el deterioro del producto.
El envasado al vacío permite que el jamón ibérico mantenga su aroma, sabor y textura durante un período más prolongado, asegurando que llegue en perfectas condiciones al consumidor final.
No obstante, es esencial destacar que, aunque el envasado al vacío es efectivo para la conservación, no se recomienda para el almacenamiento a largo plazo del jamón ibérico.
Para disfrutar plenamente de las características organolépticas de este producto, se sugiere consumirlo en un plazo relativamente corto después de su envasado al vacío. Una vez abierto, se debe consumir rápidamente, idealmente dentro de los dos días posteriores a la apertura. Mantener el jamón en refrigeración a una temperatura entre 3 y 8 °C es crucial.
Además, antes de degustarlo, se aconseja sacarlo del vacío con anticipación para que alcance la temperatura ambiente, comience a liberar sus sabores y adquiera su característico brillo. Estará en su punto cuando las lonchas se separen sin romperse.